Cuidar de un niño con parálisis cerebral puede suponer un gran reto, también a nivel físico, y especialmente si su grado de discapacidad es elevado. Debido a que la mayor parte de los cuidados recaen en la familia, es importante que padres, tíos y abuelos aprendan a manejar al niño de forma segura para ambos.
Recomendaciones para la salud física
Una primera recomendación útil sea cual sea cada caso particular, es acudir a un fisioterapeuta para que informe a los padres sobre las pautas que se adaptan mejor a cada caso, al grado de discapacidad del niño o al domicilio. El objetivo es principalmente prevenir las lesiones y el desgaste físico.
Cuidarse para poder cuidarle
Algo de lo que suelen olvidarse muchos padres cuando tienen a su cargo a un hijo con parálisis cerebral infantil es a cuidar de sí mismos. En ocasiones, sienten que prestar atención a su propia salud debe ser algo secundario. Pero nada más lejos de la realidad, cuidar de la propia salud es imprescindible para poder otorgar los cuidados necesarios a los demás.
Estos consejos ayudarán a una mejora física:
- Conseguir algo de tiempo para realizar deporte o una actividad física que resulte agradable, como caminar, jugar a un deporte de equipo, bailar, realizar yoga o pilates... Si, además, se comparte con amigos, también beneficia emocionalmente.
- Aprender técnicas de respiración y relajación. Ayuda a evitar contracturas musculares y a superar mejor los momentos de estrés.
- Alimentación saludable.
- Evitar el alcohol, el tabaco, las bebidas energéticas y el exceso de café o té. Su consumo, aunque dé la falsa sensación de alivio puntual del cansancio o el estrés, tiene consecuencias negativas para la salud física y mental.
Prevención de las lesiones
La zona que más sufre al atender a una persona que requiere cuidados es la espalda. Ser el cuidador principal de un niño con parálisis cerebral, implica cargar peso y realizar trabajos en posturas forzadas.
Algunos consejos para prevenir las lesiones en la espalda son:
- Evitar doblar la espalda al ir a coger al niño en brazos. Es preferible ayudarse flexionando las caderas y rodillas para cargar el peso sobre las piernas.
- Si hay que llevarlo en brazos, intentar que sea lo más pegado posible al cuerpo, más cerca del pecho que de la cintura, y repartiendo su peso homogéneamente entre los brazos.
- Evitar los movimientos bruscos mientras se lleve en brazos y procurar moverse usando solo las piernas, como un bloque, sin girar la cintura.
- No dudar en pedir ayuda cuando se necesite: entre dos siempre es más seguro y cómodo para todos.
- Según las necesidades y el grado de discapacidad del niño, instalar en el domicilio recursos mecánicos que pueden ayudar. A medida que el niño crece, su peso aumenta y la capacidad para poder moverlo se reduce. Existen múltiples ayudas para el domicilio que puede ayudar a prevenir lesiones, y que también ayudarán a su independencia como grúas, asientos para la ducha, asas para el baño, camas articuladas, andadores, etc. Los Servicios Sociales facilitan información sobre las distintas líneas de ayuda y los recursos económicos disponibles para la adquisición de los productos de apoyo. Además, algunas instituciones como la Cruz Roja, disponen del servicio de préstamo o alquiler de productos de apoyo o ayudas técnicas.
Andadores
Sillas adaptadas para la ducha
- Acostúmbrate a decirle a tu hijo qué vas a hacer o cómo vas a moverle a continuación: él podrá anticipar el movimiento que vas a realizar y facilitártelo.
- Siempre que se quiera ayudar al niño a que se desplace, es mejor empujar que tirar de él.
Prevención de las caídas
Las caídas son accidentes domésticos habituales y pueden ser peligrosas cuando se lleva el niño en brazos o se le está sujetando. Para evitarlo:
- Utilizar calzado cómodo y seguro.
- Al cargar con el peso del niño, procurar mantener los pies separados para mantener mejor el equilibrio.
- Asegurar bien las manos a su alrededor antes de cogerle, moverle de posición o desplazarle.
- Comprobar siempre que las sillas y camillas estén frenadas.
- Si es necesario, redistribuir el mobiliario de la casa para evitar golpes y liberar espacio para maniobrar.