La parálisis cerebral infantil tiene una afectación muy variada, a continuación veremos las diferencias físicas y psicológicas más frecuentes según la edad y el sexo del niño.
La parálisis cerebral infantil empieza a sospecharse por un retraso motor (pequeño en la mayoría de los casos) producido en las primeras etapas del desarrollo infantil, dado que la afectación cerebral está localizada en la parte que controla la función motora. En estas etapas tan tempranas, es difícil establecer diferencias entre los niños con parálisis cerebral infantil de los que no la tienen.
Si hablamos de bebés con parálisis cerebral infantil:
- Lo más común es la pérdida de tono muscular de manos y pies, ya que suele pasar desapercibida por considerar que el niño está relajado, sin embargo, es un signo que ayuda a establecer un diagnóstico.
- Otros signos comunes pero que no siempre se presentan son: dificultad para aguantar la cabeza, seguir con la mirada y succionar a la hora de amamantar.
- A pesar de ello, es difícil definir ciertos grados de diferencia en niños tan pequeños, ya que algunos no presentan ningún signo hasta una edad más avanzada.
Cuando hablamos de niños mayores, lo más frecuentes en ambos sexos es:
- Continuar gateando a edades avanzadas (con o sin alguna dificultad en el gateo).
- Babeo excesivo.
- Dificultad para realizar movimientos más precisos como coger una cuchara o hacer pinza con los dedos.
- Falta de coordinación muscular en algunos movimientos junto con que estos son lentos y algo ondulados
Hay niños y niñas con parálisis cerebral infantil que todavía no caminan y otros que lo pueden hacer de una manera algo tórpida, arrastrando una pierna, con las rodillas cruzadas o andar agachados. Es por este motivo por el que se recomienda iniciar lo antes posible rehabilitaciones intensivas destinadas a prevenir la aparición, o en caso de que ya estén presentes, evitar que empeoren las deformidades óseas. Habitualmente en estas edades, los niños tienen más predisposición que las niñas a iniciar espasticidad en algunos de sus músculos.
¿Qué pasa cuando un niño con parálisis cerebral llega la adolescencia?
Durante esta etapa, el cerebro experimenta muchos cambios en su estructura y organización. A nivel físico se produce el conocido “estirón” de los niños y niñas, llevando consigo el desarrollo de diferentes partes del cuerpo. ¿Qué pasa en los niños con parálisis cerebral infantil?. Éste “estirón” al igual que el desarrollo de la nuez, la voz más varonil, los músculos mas definidos y el aumento de la fuerza y el tono muscular entre otros, pueden verse afectados o no producirse debido a la existencia de un cerebro inmaduro.
Por tanto, no todos llegan a alcanzar la madurez física ni psíquica tal y como la conocemos.
A nivel físico:
- En el caso de las mujeres con parálisis cerebral infantil, debido a la inmadurez previamente comentada y por falta de aumento de secreción de ciertas hormonas que juegan un papel muy importante en este cambio, pueden verse afectados el desarrollo mamario y la apertura de las caderas y quedar con un físico más parecido al infantil.
- La menstruación puede estar ausente, aparecer tardíamente y/o verse afectada por alteraciones en los ciclos.
A nivel psicológico se han documentado más casos en el sexo masculino que en el femenino de trastornos intelectuales asociados a la parálisis cerebral infantil. No obstante, este hecho no quiere decir que todos los varones vayan a padecer un trastorno de este tipo a lo largo de su vida.
- En los niños mayores, podríamos ver trastornos de conducta como la hiperactividad.
- En los adolescentes hay una gran diferencia entre sexos, ya que añadimos la potente acción de las hormonas en esta etapa de la vida. En los hombres prevalecen impulsividades de difícil control, mientras que las mujeres a esto le añaden tendencia al llanto, lamento y depresión; todo dependiendo del grado de afectación física y cerebral de la persona con parálisis cerebral infantil.
Se recomienda iniciar una tarea educativa en casa y en la escuela, sin sobreprotegerlo ni consentirlo, para que tome consciencia de cómo afecta la parálisis cerebral a su comportamiento, y favorecer una mejor relación con el entorno que facilite una integración social y un comportamiento social más acorde con el de personas de su edad.